Hablamos de Cetrería, definida como “la caza con aves rapaces entrenadas” este es un bello arte que evolucionó desde un mero sistema de caza hasta convertirse en un deporte de ámbito social.

Las aves de presa o aves rapaces son un grupo muy especial de aves de diferentes tamaños: desde halconcillos de menos de 30cm de altura que se alimentan principalmente de insectos, pasando por águilas de más 60cm de altura que son capaces de capturar monos y presas de mayor tamaño que ellas, hasta grandes buitres de 100cm de altura que despedazan carroñas de antílopes y otros bóvidos muertos. Entre estos extremos encontramos un sinfín de espeluznantes y especializados cazadores.
Todos serán muy diferentes pero van a haber tres características que los unificarán: todos serán animales carnívoros (ni lechuga, ni tofu, ni derivados) la naturaleza los ha colocado en el más alto escalafón de la cadena trófica. Además, todos ellos compartirán la forma de su pico: siempre de forma ganchuda, algunos de pequeño tamaño, otros enormes, pero siempre en forma de gancho. Al igual que sus garras, tendrán forma de gancho y serán poderosas, pues cualquier ave rapaz siempre caza con las garras, nunca con el pico.

¿Por qué se les llama ave rapaz?
La palabra “rapaz” proviene del término latín “rapere” que significa ladrón, son grandes cazadoras pero si ven a un compañero, pareja o cualquier otro animal con una presa, van a ir a robársela antes que cansarse cazando alguna otra libre. Es la ley de la naturaleza: ahorro energético.

En el mundo de las aves rapaces encontramos dos grandes grupos muy bien diferenciados entre ellos y fáciles de reconocer a simple vista: los de hábitos diurnos y los de hábitos nocturnos.
Las aves rapaces diurnas tendrán cuerpos esbeltos y aerodinámicos, caras triangulares hacia delante y ojos en posición lateral. Tienen expresiones muy fuertes (parece que estén enfadadas) expresiones que les vienen dadas por las cejas tan pronunciadas que tienen encima de sus ojos, estas cejas protegen su sentido más desarrollado pues las aves diurnas ven ocho veces más que nosotros y distinguen perfectamente los colores.
Las aves nocturnas serán muy diferentes: cuerpos más bien “rechonchos”, caras redondeadas, grandes y muy planas y los ojos en posición frontal, ojos que normalmente son grandes y de colores llamativos. Hay estudios que indican que la visión de las nocturnas no es muy buena (especialmente de cerca) y que no distinguen mucho los colores, sin embargo tampoco lo necesitan, ellas se guían principalmente por el oído. Oyen cincuenta veces más que nosotros y pueden cazar a sus presas sin necesidad de verlas, solo con oír su movimiento.